Este semestre
hemos estado entintando con pincel para la clase de dibujo, lo cual ha probado
ser más difícil de lo que pensé. Para empezar, déjeme decir que no es la
primera vez que entinto, ni por lejos. Desde hace unos años he estado
entintando en mi tableta, pero aun antes que eso, he estado (y he seguido)
entintado a modo de medios tradicionales desde antes.
Empecé con el estilógrafo desechable, el cual
me ayudo como herramienta de principiante a darme cuenta de unas cosillas básicas
del entintado, como es el pulso, concepto inimaginable a mi mente hasta ese
entonces. Después cambié al estilógrafo profesional y entonces me di cuenta que
hacer eso fue un grave error, pues yo aun estaba lejos de tal nivel y el
problema, es que hay que darles demasiado mantenimiento para lo que hacen, un
vil línea sin variación, lo cual para un arquitecto es magnífico (presumiendo
que este no utilice ya autocad), pero no era lo que buscaba. Por lo cual cambié
a las plumillas y vaya que me enamore de estas. Pese al miedo que les tenía,
las plumillas eran más fáciles de usar de lo que pensé y por fin me dieron esa
variación de línea que buscaba, por lo que me quede con ellas como herramienta
principal para entintado.
Pero una
plumilla difícilmente va a rellenar una gran zona de plasta negra, para esas
situaciones usaba el pincel, pero antes de eso, incluso antes de usar plumilla
intente fallidamente el pincel, que por mucho es el instrumento más difícil de
controlar, pues detecta cada movimiento y nivel de presión que le des. La
manera más fácil de definir mi actitud hacía el pincel, es decir que tengo una
relación de amor/odio hacía él. Con el tiempo he mejorado y la verdad estoy
feliz (aunque a veces me desespere) de seguir practicando, ¡Y como parte de las
actividades de mi carrera!
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